31 de marzo de 2008

DELICIAS TURCAS: Femme Fatale (2002)


En la que, por otro lado, resulta una de las películas más infumables en los últimos tiempos del muchas veces petulante Brian de Palma, nos encontramos (menos mal) con un siempre agradecido sentido rijoso, que permite a este engendro inaugurar esta nueva sección.

Aquí pues, tendrán cabida todas esas secuencias y planos de sexo extraño, así como cualquier generosa muestra de erotismo, que siempre han sido y serán bien recibidas en este Ático. Aunque ya en los análisis de películas el erotismo tiene su propia sección, cuando se trate (como en este caso) de cintas sin excesiva importancia o sentido para aparecer en este blog, pero que han ido pasando por este ático y contengan alguna secuencia sexual reseñable, aquí aparecerán.

Volviendo entonces a Femme Fatale, resulta curioso como en este thriller anabolizado y sin sentido (al más puro estilo de la casa), a Brian de Palma se le desvían las fuerzas de su habitual pericia visual (aquí reiterativa y poco impresionante, salvo en la secuencia de apertura; ya vista en su filmografía por otro lado) a un erotismo desbocado, también marca de la casa.







Caben pocas dudas respecto a uno de los pocos intereses que ha podido encontrar de Palma en este film, y ese es sin duda explotar eróticamente al máximo a su protagonista femenina: Rebecca Romijn-Stamos. En ello se concentra con especial insistencia, aunque de un modo cuando menos frustrante para el espectador. Si bien no para de medio desnudarla durante toda la película, parece empeñado en no finalizar la tarea, y es solo al final de sus larguísimas dos horas cuando, de la manera más inesperada, nos regala un desnudo completo subacuático, más gratuito aún que todos los semi-desnudos anteriores y mucho más retorcido (muy destacables los pechos sometidos a la gravedad acuática).







Pero la película no se queda ahí, porque entre las secuencias sexuales más freaks de este director destaca el encuentro sexual (por otro lado tremendamente poco erótico) entre Rebecca y un Antonio Banderas con sus habituales tics y sobreactuaciones, en la que los cambios de postura se producen con una tan descarada artificiosidad (habría que llamar a Banderas: polla de goma), que merece nuestro mayor aplauso. Al final, tras tanta fogosidad, Rebecca descabalga su montura y se dirige al baño, no sin que antes de Palma nos sorprenda con un plano general donde podemos comprobar ¡que aún lleva las bragas puestas e intactas! Está claro que polla-de-goma-Banderas es capaz de introducirse por cualquier pequeña rendija que le pongan delante sin problemas. ¡Tú sí que sabes, de Palma!






28 de marzo de 2008

CRÍMENES ANIMADOS: Sekai meisaku dôwa: Hakuchô no mizûmi (1981)


El lago de los cisnes

Japón

Dirección: Kimio Yabuki

Guión: Hirokazu Fuse












Hans: ¡Margariiiita! ¡Margariiiita!


He aquí un anime de primeros de los 80 de la famosa compañía japonesa Toei (responsable de la animación de series de míticas como Candy, Candy (1976) o Mazinger Z (1972), como es fácil comprobar en la familiaridad que desprenden los dibujos y animación de esta película), que además de ostentar bastantes cualidades por sí mismo, tiene el mérito de ser uno de los poquísimos intentos que se han dado de adaptar el imprescindible ballet de Tchaikovsky a la pantalla. Y digo adaptar, porque aquí no se trata de filmar una representación del ballet con alguna gran figura de la danza de protagonista (de esas sí hay varias disponibles, también imprescindibles), sino de reciclar su historia y su mundo mágico, incluyendo además la música del propio Tchaikovski e incluso algún baile concreto del ballet, pero con un espíritu narrativo y cinematográfico como principal objetivo.





Hasta hace muy poco ésta había sido la única vez (al menos que yo conozca) que alguien se había atrevido a llevar este ballet a la pantalla de manera narrativa. En los últimos años ha surgido otra película de animación protagonizada por Barbie, de la que este Guardián va a prescindir, por lo que no puedo saber su grado de fidelidad a la obra original (aunque me lo puedo imaginar). También en 1996 surge una versión para la televisión que parece muy interesante, al coger un ballet como éste, con gran contenido femenino, y transformarlo en uno de hombres y de gran erotismo, al que tendré que echar el guante más adelante, pero que no deja de ser una filmación para televisión de una obra que ya había triunfado en teatros. Sin contar por tanto la versión de Barbie, mantengo a esta pequeña pero valiente película japonesa como la única que realmente ha intentado su plasmación narrativa a la pantalla y que además la ha resuelto con un resultado más que digno.

Ni su animación (más bien pobre, como es marca de la casa, pero con encanto), ni una pesada pareja de ardillas que ejercen el inevitable papel de secundarios graciosos e infantiles (y cuya mayor gracia consiste en oírle a él llamarla a ella por su nombre, Margarita, en la versión original japonesa), hacen mucho por elevar el film a puestos más altos que merecería. Afortunadamente, el resto de elementos, especialmente lo bien combinada que ha quedado la música con las imágenes (con momentos sublimes como el baile de los huevos de cisne, que reproduce una de las coreografías más famosas del ballet original), el diseño general de los espacios y personajes, y la introducción de elementos poco infantiles (desde el punto de vista de la opinión más conservadora, por supuesto), como muestras sutiles de incesto o un sentido de la maldad muy refinado con especial predilección por la tortura (algo que los japoneses dominan), hacen que la película se aleje de los estereotipos de las películas de animación infantiles y que abrace por el contrario la tradición del mejor cuento clásico (oscuro y terrible, pero con final luminoso), sin dejar de ser un producto ideal para los niños (o los que como este Guardián sigan conservando el gusto por la sensibilidad de la infancia).





Una película muy recomendable, imperfecta, pero en cierto sentido única; que de haberla visto de niño seguro me habría dejado una impresión aún más profunda que la actual.




Las Claves del Caso


Pericia criminal: la valentía y arrojo de la propuesta que nadie se ha atrevido a repetir (excepto Barbie); lo bien que le sienta a la película, para la creación de una atmósfera de cuento, la música de Tchaicovksky; el sentido adulto de las películas de animación que siempre ha existido en Japón y el baile de los huevos de cisne.






Bajos instintos: aunque en sentido estricto sean inexistentes, tenemos un par de elementos subyacentes cuando menos a tener en cuenta: los rasgos zoofílicos con que comienza la historia del príncipe enamorado del cisne (antes de que descubra que es una princesa de carne y hueso) y el incesto que el villano está a punto de cometer con su hija antes de que ésta le pare los pies.

Vale que hay que hilar muy fino… lo reconozco.






Pistas Delatoras: el principal problema es que la animación se ve en muchos momentos algo pobre y con ese sentido del ahorro que los japoneses tanto han explotado en sus animes para la televisión (salvando las distancias), aunque el encanto de los diseños hace que se salve bastante la papeleta; quizás también la película se hubiera beneficiado de un toque aún más duro y oscuro, que sin duda el ballet original posee, aunque la película lo deja intuir; pero sobre todo, el elemento más negativo son la pareja de ardillas, contrapunto cómico e infantil a los protagonistas, que no solo son pesadas, sino que además ocupan mucho tiempo de pantalla.






7 Pisos y media escalera

25 de marzo de 2008

GALERÍA DE ARTE: Drácula, un muerto muy contento y feliz


Otra sección nueva en el día de hoy. Este Guardián, que está muy libre de prejuicios, gusta de sorprenderse con imágenes de especial belleza que va encontrando por su caminar cinematográfico. Aquí muchos podrían pensar en algunos planos y secuencias míticos de la historia del cine, y sí, puede que alguno caiga. Pero lo que me gustaría destacar más son esos planos sorprendentemente bellos o conseguidos que surgen de pronto entre cualquier medianía, como una flor en un estercolero. La imagen que tienen arriba es un buen ejemplo.

Esta peliculilla del muy venido a menos Mel Brooks, ya es de por sí digna de mención por otros aspectos, tan o más sorprendentes que este plano; como su tono curiosamente serio y bastante fiel a la novela (aunque con una puesta en escena más que telefílmica), salpicado, eso sí, con chistes malos, que incluso parecen fuera de lugar. Salvo algunas conseguidas secuencias, como el encuentro de Renfield con el jefe del psiquiátrico en que está internado, en el que el primero se va comiendo todo bicho que se cruza por su camino sin que el otro acabe de darse cuenta, o el primer estacazo que se produce en la película con un, no por esperado menos conseguido, chorrazo de litros y litros de sangre al protagonista, el resto de chistes están por obligación, lo que demuestra que el tono serio se impone en buena parte a la comedia chunga. Parece que nuestro querido Mel quería hacer algo más o menos de la clase de su mítica El jovencito Frankenstein (1974), pero la extraordinaria falta de inspiración de sus últimos años hace fracasar la empresa.

Lo curioso es que dentro de este film fallido (más aún por lo que uno intuye que podría haber ofrecido), se encierre una imagen tan poderosa como la que aquí destacamos; que si bien no es novedosa por sí misma, asimila muy bien sus fuentes pictóricas y cinematográficas, y las condensa en una secuencia con gran fuerza, en la que el grupo de cazavampiros sigue a Remfield colina arriba hasta la guarida de su maestro, Drácula, con la intención de darle muerte. La enorme luna, el silueteado de los personajes, la distancia a la que se encuentra la cámara y el tiempo que su director se detiene en el plano, magnifican su relevancia tanto como el hecho de estar rodeado, durante los 90 minutos restantes, de una sucesión constante de imágenes anodinas. Claramente, la aguja en el pajar.

CRÍMENES LITERARIOS: El Enviado


Aunque no vaya a ser la norma hablar de libros por aquí, como ya comenté en la presentación, algunos irían cayendo. En este caso, tengo que agradecer a un gran amigo cuentista de esta casa el que me diera a conocer esta novela (como tantas otras veces ha hecho, pues sus conocimientos y curiosidad en el campo literario superan con mucho a los míos), y al propio autor del libro, J. E. Álamo, por la generosidad que ha mostrado con este blog desde el suyo propio (no dejen de visitarlo y busquen el adelanto de su nueva novela: Lado Extraño). Muy agradecido, de veras.

El enviado, publicado el pasado año por el grupo AJEC en una sencilla edición de bolsillo, es uno de esos libros que por lo modesto de su lanzamiento corre el riesgo de pasar desapercibido para muchos lectores potenciales, lo cual intentará solucionar muy modestamente este Guardián. Aunque tengo que adelantar de antemano que no nos encontramos ante una de esas obras que vayan a cambiar la vida de nadie o a descubrirle nuevos horizontes, sí que puede lograr que muchos lectores se reencuentren con el placer de una buena sucesión de historias de terror, naturalistas y ancladas en lo mundano en líneas generales, que fluyen casi sin esfuerzo por la prosa de su autor y son capaces de saltar de las sombras a nuestras propias narices con una sencillez y contundencia dignas herederas del mejor Stephen King.

Como también le ocurría a King en algunas de sus obras (véase IT (1986)), el terror más anclado en nuestra realidad más cercana puede dar paso, casi sin inmutarse, a lo cósmico, a las grandes fuerzas del bien y del mal que luchan en otras esferas por dominar nuestras vidas, sin que por ello el maridaje de ambas temáticas sea siempre todo lo preciso que se pudiera esperar. En esta novela también sucede algo parecido, aunque hay que establecer unos matices. Dejemos el primer capítulo para ser comentado aparte y aclaremos primero que, aunque el concepto de novela creo que está perfectamente utilizado, formalmente lo que el lector se va a encontrar es una serie de historias unidas por características y personajes comunes, de las que, según nos vamos acercando al final de la obra, su autor va uniendo más claramente los nudos que las relacionan.

Esta unión viene dada no solo por la confluencia física de los personajes en un mismo tiempo y espacio, sino por la presencia en todas las historias del enviado que da título el libro; del que se irán aclarando progresivamente sus cometidos y funciones, gracias a la presencia, más clara en su tramo final, de grandes fuerzas cósmicas que regulan el devenir del ser humano. Aunque en general esta unión de lo mundano con lo divino funciona bastante bien (especialmente en el magnífico capítulo Luis: el comienzo de la partida) y la belleza de su descripción de los actos cósmicos que han de controlar estos entes (con una imaginería que a este lector le ha hecho recordar esa maravillosa aventura gráfica de LucasFilm Games llamada Loom (1990)) ayuden mucho a una integración bastante pacífica, no deja de tener algunos elementos algo más chirriantes.

Por un lado, el supuesto viajero que la novela nos desenmascara al final como uno de los protagonistas que hemos estado siguiendo, no parece encajar muy bien en las actitudes y personalidad que le hemos estado viendo desarrollar en los capítulos anteriores, y por el otro uno no puede evitar pensar que quizás la parte cósmica daba perfectamente para una obra independiente más ampliada, y que su inclusión aquí como un más a más, puede ser una oportunidad desperdiciada. Este sentimiento, más que negativo, de ansiedad, por conocer más de las aventuras y reglas de ese otro universo, entronca perfectamente con el primer relato, el más aislado y el que menos encaja en el conjunto de la obra, pero por otro lado el que a este Guardián más le ha entusiasmado y que más parece relacionarse con toda esta parte cósmica y de fuerzas primigenias. Quizás estemos hablando de dos obras que conviven algo apretadas en la estrechez de este volumen, y que tal vez merecieran cada una su espacio propio para ganar en coherencia y en desarrollo.

Si bien la parte de realismo social con suaves dosis de fantástico, del aquí y ahora más español (digna de mención es la capacidad de su autor para captar la esencia de la personalidad y forma de vida de este país y su perfecta integración con la trama), ve colmadas todas sus posibilidades, es esa otra parte más netamente fantástica, que se deja ver intermitentemente, la que podría tener continuación o un mayor desarrollo en una obra posterior. O tal vez solo esté llamada a darnos pistas del potencial que esconde el debut juvenil (a sus escasos 40 y pico años) de esta nueva pluma del fantástico hispano, al que deberíamos todos seguir muy atentamente, pues sus próximos pasos parecen esconder jugosas sorpresas.

Desde aquí mi más sincera felicitación a su autor y mis mayores ánimos para que esta aventura continúe y se amplíe, para regocijo de todos sus lectores presentes y futuros.

24 de marzo de 2008

MIRANDO LAS ESTRELLAS: Arthur C. Clarke (1917-2008)


Espero que como un Centinela siga reposando su mirada en la humanidad desde el espacio. El cine, qué duda cabe, le debe a este Star Child del siglo XX uno de sus capítulos más gloriosos.

Ahora sí podemos estar seguros que hay alguien ahí fuera.

BOLA EXTRA: Punk + Nirvana

Bueno, tras unos pesados problemas de salud, mucho trabajo en ese otro mundo (mal llamado real) y después también de que la fuente de alimentación de mi ordenador petara, vuelvo a estar por aquí.

He recargado las pilas, he podido adelantar unos cuantos posts que se me acumulaban (por lo que tendré algo de margen para ir actualizando con mucha más regularidad) y vengo dispuesto a seguir dando guerra.

Y que mejor para reanudar la convivencia en el edificio que un post ligerito con video cachondo incluido. Y es que, sí señores, ¡el Punk no ha muerto! Y Nirvana tampoco.


1 de marzo de 2008

¿Y todo esto para qué?


Llegados a este tercer post, creo que es un buen momento para hacer un pequeño recorrido virtual por este Ático recién inaugurado. Espero que puedan hacerse así una idea de lo que serán algunas de sus futuras estancias y del espíritu que se pretende recorra el lugar. También ha de servir esta presentación para que futuros visitantes puedan orientarse por él, funcionando así a modo de pequeña brújula. Por mi parte, me quito de encima otro peso más en la puesta a punto de la página, para poder centrarme de una vez en hablarles sobre las películas que se van acumulando en mi mesa.

El Guardián de este Ático, un servidor, se encargará de ir presentando y juzgando algunos de los crímenes que va observando desde su espacio privilegiado en las alturas, tratando de trasmitir con ello el entusiasmo que le producen los distintos criminales. Y digo entusiasmo, porque entre las reglas que regirán, al menos de momento, este endemoniado lugar, están la de centrarse en las películas (aunque también daré cabida a cualquier otro material que incite al sueño o a la pesadilla), que a este guardián le estén haciendo disfrutar actualmente. Hubo una etapa en que mi trabajo, en otra de mis múltiples encarnaciones, vagó por distintas webs, centrándose sobre todo en las críticas (casi siempre negativas) a los últimos estrenos y en toda la parafernalia del aquí y el ahora. El tiempo todo lo cambia y hoy por hoy me encuentro con muchas más ganas de hablarles de lo que me gusta realmente, antes que de las pocas nimiedades o aburrimientos que me trago. Atrás quedarán así muchas películas, interesantes o no, de las que podría hablar (en los ojos enrojecidos de este Guardián se acumulan ya casi 5000 títulos), pero por delante aguardan un número no menos ingente de descubrimientos.

Pues sí, la actualidad estará por tanto, salvo excepciones contadas, muy poco presente en éste Ático. La altura a la que vivimos y el poco interés que nos despiertan los nuevos creadores, unido a la frialdad y falta de corazón que nos trasmiten los nuevos trucos de magia digitales, hacen que la familia del Ático se interese bastante poco (y tarde) por las novedades. De todas maneras, el paso del tiempo suele ser un gran elemento para juzgar a los criminales, y no en pocas ocasiones películas que no nos decían nada en su estreno, han resultado muy apetecibles años después.

Y como este Guardián siempre ha sido un niño grande, la perspectiva de los niños será la que reine por estos lares. Eso no implica, en absoluto, una visión simplona o infantil de las obras. ¡Muy al contrario! La mirada de los niños es una mirada curiosa, excitable, entusiasta, pasional, luminosa, y también perversa. Espero que la perversidad artística, sexual y vital y la luminosidad más sencilla e inocente convivan sin problemas como señas de identidad de este blog. Buscaré películas que tengan el don de la ficción y el poder de la duermevela, siguiendo principalmente la vena fantástica que ha recorrido el cine desde sus primeros gritos mudos hasta sus últimos suspiros actuales. Si quieren ir haciéndose una pequeña idea de mis filias, pueden encontrar una selección en el apartado Mi Perfil, en la columna de la derecha.

A nivel estructural, habrá comentarios largos, como el primero, y muchos otros más cortos. Algunos apartados fijos como el dedicado al arte de las portadas (que ya ha hecho su primera aparición) o al sexo extraño, y algunos otros más que pronto se irán dejando caer. Y aunque las películas se irán sucediendo de una manera bastante anárquica, habrá lugar también para ciclos sobre temáticas, géneros o directores concretos. Ya lo irán ustedes viendo.

Espero sobre todo encontrar un equilibrio entre el tiempo que le pueda dedicar a este blog, para poder así verlo crecer, y las muchas obligaciones que me esperan allá, al otro lado del espejo. Pero por el momento basta de charlas. Ha llegado la hora de tumbarse en el desvencijado sofá que domina el salón de esta lúgubre morada y de dejarse llevar por un nuevo viaje hacia el infinito... y más allá!