Siento haber estado más ausente de lo habitual (que ya es mucho) por el blog, pero creo que tengo una excusa válida (además de la de las vacaciones de agosto) y es que por fin, tras 7 largos años de trabajo he terminado mi primera película: El Horror de la Dama del Lago. Y además la semana que viene (concretamente el viernes 8 de octubre a las 19:30) ¡se estrena en Sitges en la sección Brigadoon!
Ha sido (y aún sigue siendo) un viaje muy duro y que pensé que no lograría concluir, pero para bien o para mal la cinta está acabada y ahora sólo queda esperar que este monstruo tan extraño que ha salido guste.
Hay una nota de prensa que habla más del asunto y que he mandado a varios medios que podéis leer por ejemplo en este enlace a Scifiworld, para los que no sepan nada de este proyecto (aunque ya hace unos 5 años que di bastante la brasa con él por Internet y medios en papel), y aquí tenéis el póster final y unas capturillas de la peli para que os hagáis una idea.
Esperar romanticísmo, clasicismo, modernidad, técnicas de efectos arcaicas, colores saturados, oscuridad, stop-motion, protagonismo coral, castillos, mazmorras, bailes regionales, zombies, la condesa Báthory, la Dama del Lago, mantis religiosas gigantes, monstruos tetudos, gore, sexo, alguna secuencia bastante fuerte y unas buenas dosis de humor, sin que el conjunto deje de estar tomado muy en serio. ¡Y todo en solo 90 minutos!
El pase es gratuito, ¡así que os espero a todos por allí!
29 de septiembre de 2010
¡El Horror finalmente en Sitges!
6 de marzo de 2009
CASOS CRIMINALES: Captain EO (1986)
Capitán Eo
USA
Dirección: Francis Ford Coppola
Guión: Francis Ford Coppola y Rusty Lemorande, basado en un argumento de George Lucas
¿Puede una unión de titanes formada por George Lucas, Michael Jackson, la Disney y ¡Francis Ford Coppola! conseguir una obra que esté a la altura de las expectativas despertadas? Si eliminamos a Coppola de la ecuación y consideramos que el director que se iba a encargar de este cortometraje iba a ser Spielberg (demasiado liado en plenos 80, sobre todo en labores de producción, como para ocuparse de este encargo), tenemos a los más grandes reyes del espectáculo ochentero reunidos nunca en un mismo proyecto. Tengamos en cuenta también que la obra tenía por otro lado un éxito casi asegurado de antemano, puesto que su exhibición se iba a realizar exclusivamente en los parques de la propia Disney (con lo que el riesgo a la hora de recuperar beneficios no era muy alto) y además su protagonista (y el sentido final de toda la operación) era el autoproclamado rey del Pop en su momento más álgido (tras haber roto hacía unos años todos los records con Thriller (1982) y cuando aún faltaba un año más para su esperado y triunfal regreso con Bad (1987)). El simple hecho de que el espectáculo fuera a contar con dos canciones inéditas del artista (las primeras nuevas composiciones que lanzaba desde 1982) era un reclamo seguro para asegurar colas sin fin en los parques de atracciones.
Pero es que además no se reparó en gastos (creo que aún ostenta el record del coste por minuto más alto de la historia). El corto se filmó en 65mm (como las producciones para los IMAX), buscando extraer todo el jugo a un sistema 3D que estaba presto para finiquitar su andadura ochentera y que no resurgiría hasta el nuevo siglo. Y aunque el sistema era famoso por la incomodidad y mareos que provocaba en largos visionados, los escasos 20 minutos de duración de Capitán EO permitían a la audiencia disfrutar plenamente del formato sin mayores consecuencias. Se utilizaron efectos especiales punteros para la época (que siguen aguantando bastante bien el paso del tiempo, siendo de todas formas plenamente eightys) y se exhibió en recintos completamente habilitados para que la experiencia fuera total. En otras palabras: se trataba del espectáculo más cool que uno podía echarse a la cara en los 80.
Recuerdo leer en mi niñez noticias sobre este pequeño corto y lamentarme por no poder llegar a verlo, con la mala suerte de que a mi paso por Disneyland Paris a finales de los 90, el corto ya había sido retirado y sustituido por el también estupendo ¡Cariño, he encogido a la audiencia! (1994); ya que el escándalo sobre los supuestos abusos a menores de Jackson había estallado, y la Disney, como suele hacer, tocó en retirada. Por tanto nunca he podido ver este corto tal y como se concibió y como realmente tiene razón de ser. Se entenderá que me es difícil juzgarlo a una resolución diminuta y sin casi definición, en un VHS que parece telecinado directamente desde una copia de proyección. Sería interesante poder volver a verlo en las condiciones para las que fue creado, pero como esa posibilidad está más que lejos de producirse, intentaré ponerme en situación.
En primer lugar, sorprende descubrir que el corto no ha sido tratado como un espectáculo para un parque de atracciones en sí (que suelen destacar por ser una sucesión de efectos y de grandes momentos sin mucho sentido), sino como un corto cinematográfico. Tenemos un ligero argumento (trillado y sencillo, pero argumento al fin y al cabo), hay progresión dramática y una más que correcta narración cinematográfica. Hasta la interpretación de la canción estrella del corto trata de integrarse lo mejor posible en la narración, sin detenerla demasiado. Es en este aspecto y en los elementos más oscuros del relato (como el diseño y ambientación del planeta de la reina malvada y sobre todo de la propia reina, interpretada por una magníficamente maquillada y sobreactuada Angelica Huston), donde podríamos intuir la mano de Coppola, pero es difícil asegurarlo, pues en esa época tanto la Disney como el propio Lucas tenían la manga mucho más ancha a la hora de mostrar a una audiencia infantil-juvenil elementos y secuencias terroríficas y/o perturbadoras. En realidad Coppola es poco más que un convidado de piedra aquí. Tras haber entregado dos años antes Cotton Club (1984), comenzaba aquí una larga travesía por el desierto, con pequeños paréntesis que lo revivirían momentáneamente, de la que aún está por verse que pueda salir. Con toda seguridad, su único interés en el proyecto era pecuniario y/o de amistad con su otrora discípulo.
Pero no hay que engañarse, Spielberg probablemente habría sacado más jugo de este encargo, aunque no sé si habría mitigado o aumentado la presencia y las vergonzantes chiquilladas infantiles de las peludas marionetas que acompañan a nuestro héroe y el propio carácter de éste (por otro lado, muy acorde con el del mismo Michael Jackson). Es conveniente recordar que el mismo año en que producía Capitán Eo, Lucas también sacaba adelante Dentro del Laberinto (1986), casi el reverso oscuro de este corto y un ejemplo de cómo contar un cuento de fantasía Pop (en este caso, con otro gran icono como Bowie) con mayores dosis de aciertos, talento, complejidad, madurez y poder de fascinación. Pero claro, allí los mandos los llevaba Jim Henson.
Así que no, Capitán Eo no es una pequeña joya sepultada por el tiempo y por su escasa difusión, ni es la gran obra audiovisual de Michael Jackson (esa seguirá siendo el corto Thriller (1983), aunque aquí se recoja mejor el autentico espíritu del personaje, igual que en la, esa sí desarmante, Moonwalker (1988)), pero sí que es un espectáculo más que digno y una impresionante atracción infantil-juvenil ochentera; como un faro que ilumina la gran década de los excesos.
Las Claves del Caso
Pericia Criminal: expongámoslo así: partiendo de los motivos finales por los que se lleva a cabo esta empresa (erigir un mega-espectáculo a la americana, dirigido a un público juvenil, para ser exhibido en un parque de atracciones y a mayor gloria de la mayor súper-estrella pop del pasado siglo), el resultado logrado es bastante digno, entretenido, pegadizo y muy probablemente, visto en su contexto, espectacular.
Bajos instintos: aparte del siempre perturbador Jackson y su camiseta de arcoíris y de una Angelica Huston como una bruja muy terrorífica y carnal, nada de nada.
Pistas Delatoras: más allá del evidente reciclado de conceptos, imágenes y diseños de La guerra de las galaxias (1977) (la fotocopia del ataque a la estrella de la muerte es de un descaro admirable) o de la mismísima Alien (1979) (la llegada de nuestros héroes al planeta de la reina es casi clavada a la de aquella cinta, lo que puede dejar a más de uno con la boca abierta) y de la acumulación de chorradas divertidas no intencionadas, que uno debe esperar en cualquier superproducción de aquella década, sus mayores palos vienen por las insistentes y vergonzosas gracietas de las bolas de pelo secundarias made in Lucas (toda una tradición que va desde el The Star Wars Holiday Special (1978) hasta el Jar Jar Binks de nuestros días); pero es que este hombre no tiene remedio.
7 Pisos y media escalera
2 de mayo de 2008
CASOS CRIMINALES: The Warriors (1979)
The Warriors - Los amos de la noche
USA
Dirección: Walter Hill
Guión: Walter Hill y David Shaber, basado en la novela de Sol Yurick
Luther: (mientras hace repicar dos botellas entre sí) Waaaarrrrrriiiorsss, come out to pla-ay!
Con esta película inauguramos uno de los subgéneros cinematográficos más amados aquí en el Ático, el de las películas de bandas (también llamadas de quinquis o, como diría mi abuela de gamberros). Este subgénero floreció sobre todo en los 70 y 80, con multitud de ramificaciones y perversiones (las bandas tan pronto podían ser de ciudad, como estar en el desierto o en el futuro; venir de la cinematografía americana, como de la italiana o de la australiana; no tener presupuesto, tener poco, o ser una serie A con un nombre como Francis Ford Coppola detrás), pero ya están presentes desde los años 50, en que el cine juvenil de serie B (el de auto-cines de doble sesión) se comenzó a hacer popular.
En el caso de la película que hoy nos ocupa, nos encontramos ante uno de los títulos más apreciados por los aficionados; que gozó de bastante éxito, polémica (que casi siempre acompaña a estos títulos), influencia en títulos posteriores, y que lanzó sobre todo la carrera de su director. Walter Hill saldría de aquí directo a la gloria ochentera, con títulos míticos como Limite 48 horas (1982) y su secuela; Danko: Calor Rojo (1988); o su regreso a este subgénero en la también estupenda Calles de Fuego (1984). Sin olvidar su imprescindible labor como productor, el mismo año en que dirigía The Warriors, en esa obra maestra que es Alien (1979). El co-guionista David Shaber también demostró su oficio en algunos títulos importantes en años posteriores, como Los halcones de la noche (1981) o El eslabón del Niágara (1979).
Pero seguramente ésta sea la película por la que ambos serán más recordados. Considerada por muchos como un gran cómic, sin que pueda saber muy bien lo que eso significa, puesto que el cómic es un medio, no un género o estilo, y cualquier parecido de esta película con Watchmen (1987), por poner un ejemplo, es claramente pura coincidencia. En realidad, si hubiera que hacer una analogía con otro medio, sin duda estaríamos más cerca del perfecto arcade Beat’em up en el que recorremos pantallas (casi siempre urbanas) repletas de malosos a los que hay que hostiar para poder seguir avanzando y llegar así a nuestro destino (con enemigo final incluido). Aunque aquí no tengamos enemigos de final de fase, la división en fases si que está muy marcada, puesto que nuestro grupo de macarrillas (los Warriors del título) ha de atravesar todo Nueva York en una sola noche para regresar a su guarida, pasando por diferentes barrios de la ciudad. Al haber sido falsamente acusados del asesinato de uno de los más poderosos jefes de las bandas de la ciudad, justo cuando éste intentaba unir a todas las bandas, serán puestos en búsqueda y captura y perseguidos allá por dónde pasen por el grupo al que corresponda dicho territorio (todos con una divertida iconografía diferenciadora, que da lugar a una secuencia de arranque, en que van siendo presentados, realmente descacharrante).
Aunque así explicado pudiera parecer de una estructura bastante simple y repetitiva, la fuerte personalidad con que son identificados cada miembro de los Warriors (especialmente un protagonista de sentimientos complejos y difícil a la hora de las relaciones amorosas), las tramas paralelas que se van sucediendo al ser separado el grupo, y sobre todo el buen sentido del ritmo y la energía de su director, logran que la película posea dos elementos de gran importancia para garantizar la diversión: empatía con unos personajes muy característicos y un excelente sentido de la aventura, en este caso urbana. Y aunque es indudable el poco realismo de la historia y de los personajes, que no obstante toma como base una situación histórica en la que un grupo de guerreros griegos quedo aislado entre las tropas persas y tuvo que abrirse camino entre ellas para regresar a su territorio (como la versión del director sacada ahora en DVD se encarga de remarcar), el film se enriquece con la estética mucho más realista y sucia de los espacios en que los protagonistas se mueven (como era habitual en el cine americano de los 70), auténticos concentradores de la violencia y de la sensación de peligro constante que recorre el film.
Película en la que lo crepuscular y el tono pesimista son dominantes, de manera mucho más clara de lo que uno pudiera esperar, y en donde ningún personaje sale especialmente bien parado. Con apuntes psicológicos y sociológicos que, aunque de fuerte ambigüedad, no se quedan en la simple superficie, la película es no obstante un ejercicio de energía y acción, que es rematado con una magnífica pelea en los baños de una estación de metro, inolvidable por su energía y violencia. Ellos son los ejércitos de la noche. O lo fueron hasta que Nueva York hizo limpieza y los reyes de la noche pasaron a ser las tarjetas Visa Oro y el ocio de tendencia más inofensiva y familiar.
Las Claves del Caso
Pericia Criminal: película canónica dentro del subgénero de tribus urbanas, todos los elementos están aquí presentes y muy bien utilizados; su director lleva con garra enérgica el film, a pesar de que éste sobre el papel pudiera tener un desarrollo lineal; los actores, casi todos completos desconocidos, dan entidad y personalidad a sus papeles (muy bien dirigidos, de nuevo); hay frases para el recuerdo y una visión en general sobre lo que se está contando que se agradece deje vía libre a sus personajes para expresarse sin ser juzgados en ningún momento (excepto por las propias reglas que el film establece con claridad); la representación de la ciudad de Nueva York, aunque increíble, tiene una gran fortaleza icónica y es un personaje más del filme; añadamos también que el líder de los Warriors tiene una personalidad compleja y arriesgada para un protagonista, resultando un personaje extremadamente interesante; no olvidemos tampoco la pelea en los baños, magnífico ejercicio de acción; y por último, y más importante en una película de acción-aventuras, estos dos elementos están perfectamente dosificados desde el primer momento hasta su mismo final (con gran ayuda de un depurado montaje), lo que hace del viaje un puro disfrute.
Bajos instintos: dentro de esta película de machos hay poco lugar para estas otras pasiones terrenales (ya suele pasar en este subgénero). Los encuentros del protagonista con su pareja femenina son tan pronto pasionales como monjiles y la carne no sale a la palestra (excepto por la camiseta ajustada sin sujetador de ella), e incluso la secuencia de falsa seducción por una banda de mujeres a una parte de los Warriors para lograr así darlos caza, está resuelta de manera harto recatada. Era previsible.
Pistas Delatoras: hay que reconocer que en su búsqueda estética por ser la aventura de acción pura y definitiva, deja de lado buena parte de profundidad (aunque algo asoma), lo que, aunque es perdonable y comprensible, podría haber elevado aún más el conjunto y redondeado el resultado; además, Walter Hill se queda a un paso siempre de conseguir dejar un sello de personalidad imborrable en la película; quizás en su asepticismo (en el fondo ninguno de los personajes parecen malos chicos, con la excepción del degenerado Luther) le falte un punto de maldad y perturbación.
8 Pisos y media escalera
3 de abril de 2008
CASOS CRIMINALES: The Zero Boys (1986)
Los Zero Boys
USA
Dirección: Nico Mastorakis
Guión: Robert Gilliam
Rip (lanzando la pregunta a una cabaña que parece deshabitada): Jason old boy, are you here?
Curioso caso el de hoy. Un intento de mezclar dos de las corrientes populares más en boga en el cine de los 80 (y aún hoy, para que negarlo): el slasher y la película de tendencias militaristas (ya sea con comandos o con armas humanas solitarias; lo importante son las grandes dosis armamentísticas, la jerarquía y el sentido del honor). En intento se queda, realmente; y aunque en general el film puede resultar decepcionante y solo apto para degustadores ochenteros irredentos (como este Guardián), aúna, casi sin quererlo, una serie de peculiaridades que hacen que merezca un comentario.
Comenzando por su primera secuencia (una especie de juego militar en el que dos comandos han de darse caza en un decorado abandonado), podría parecer bastante claro que nos encontramos ante una alegoría testosterónica del típico grupo juvenil armado y peligroso, plagado de pijos aburridos y triunfadores del extrarradio que matan su tiempo demostrando su inútil virilidad, y llevándose como premio a la chica del jefe del grupo derrotado. Todo un arranque regocijante en sus soberanas dosis de estupidez, que hacía predecir que este caso podía ser un buen pasatiempo.
Pero basta que pasen los primeros 20 minutos, el argumento se asiente, sepamos de las intenciones del líder de la cuadrilla de ligarse a su presa (la novia despechada ya mentada en el párrafo anterior) y nos vayamos de picnic al campo (tal cual), para que en un rápido giro nos instauremos en lo más profundo y surrealista del American Gothic. Es aquí donde la película de comandos se cruza con una mezcla de Viernes 13 (1980), La matanza de Texas (1974) y Motel Hell (1980) (por nombrar solo unas pocas), sin sentido alguno y sin que las reglas que se nos han presentado hasta ese momento sirvan tampoco. Las armas del grupo juvenil prácticamente desaparecen, y estos pasan a ser, una vez más, el típico grupo de jovencitos atrapados en una casucha de la América profunda más sencilla y pervertida, que tiene en la tortura de jovenzuelos uno de sus deportes principales.
Aunque la película muestra maneras en este último campo (si somos capaces de obviar que esta segunda parte nada tiene que ver con la primera), sobre todo en lo referido a la orquestación del escenario donde se desarrollan las torturas y a la manera en que los aldeanos juegan psicológicamente con nuestro ridículo comando, también cae en no pocos tópicos y en un sinfín de torpezas que se acrecientan llegados al tramo del desenlace; dónde el conflicto se traslada al bosque, se retoma el concepto de estrategia militar (aunque se sigan obviando casi totalmente las armas) y se concluye tan inesperadamente como con todos los giros anteriores.
Al final queda la duda de si todo es un sinsentido, o a este Guardián se la escapado algo por el camino. Aún así no puedo dejar de reconocer que, precisamente por lo poco previsible de su desarrollo, la experiencia fue más disfrutable de lo esperado. Si sois fans del subproducto ochentero de videoclub, bien haréis en echarle un vistazo.
Las Claves del Caso
Pericia Criminal: el sentido lúdico y su marcado ochenterismo; los vaivenes de la historia y de su tono (absurdos, pero que no acaban de sentarle mal a la película); una atmosfera conveniente, lograda gracias sobre todo a una casi permanente oscuridad en la fotografía que también ayuda a ocultar sus carencias económicas; y el terreno misterioso en el que acaban quedando los malos de la película, de los que acabada la cinta casi nada sabemos, lo que beneficia más que perjudica al film.
Bajos instintos: aparte del escotazo de la prisionera de los Zero Boys y de las camisetas sin sujetador debajo del resto de chicas, no hay pechuga en este film; y en este caso sí que resulta imperdonable, pues un producto de este tipo lo pide a gritos. De hecho hay secuencias claramente perfectas para el exhibicionismo gratuito, ¿o acaso tiene algún otro sentido, aparte del evidente secuestro o asesinato, que una de las chicas quiera subir a pegarse una ducha estando en una choza extraña y alejándose de esa forma del grupo? Pues eso.
Pistas Delatoras: no se puede negar la cutrez general de toda la cinta, las maneras poco exquisitas (por decir algo) de su director y su terrible reparto (aunque todo ello también puede ser visto como algo positivo según la actitud del espectador); lo engañoso del elemento más destacado de su portada (las armas y la acción), cuando básicamente esto es un slasher al uso muy poco disimulado; y que en el fondo existan bastantes películas que utilizando los mismos elementos logran muchísimo mejores resultados.
6 Pisos